El Centro Histórico de La Habana es, sin dudas, uno de los más interesantes de América Latina y el Caribe. Mis primeros aprendizajes sobre gestionar el desarrollo local fueron en sus calles, en sus barrios y en sus plazas. Una de las 5 plazas en torno a las que se estructura este precioso casco histórico policéntrico es la Plaza de Armas, que es también la fundacional y alrededor de la cual se erigieron los signos del poder político-administrativo y militar españoles. El edificio dominante de esta plaza es el majestuoso Palacio de los Capitanes Generales.
Este inmueble, hoy Museo de la Ciudad, guarda muchos tesoros históricos y artísticos; pero yo no voy a hablarles acá de ninguno de ellos, sino de una pequeña placa que pasa desapercibida en la galería que se abre al patio interior del palacio. Esta placa tiene escrita una frase de José Martí que dice:
«Esa es la raíz, y esa es la sal de la libertad: el municipio»
¡Qué alegría encontrar un pensamiento así de una de las mentes más geniales de América! La leí y releí muchas veces; se la mostraba a todo el que podía. Ya yo era un convencido de la importancia decisiva del nivel local para lograr el desarrollo humano sostenible, pero saber que en el juego de poder que implica la relación de diferentes niveles de gobierno tenía a Martí como aliado, no era nada despreciable.
Como gran poeta, Martí podía sintetizar en una frase lo que a simples mortales nos es imposible en una página. Pero sentí curiosidad por saber en qué contexto Martí lo había escrito o dicho. Y resulta que era parte de una nota publicada en el periódico El Partido Liberal, de México, el 25 de noviembre de 1891, en la que comentaba el libro Spanish Institutions of the Southwest, del Prof. Frank W. Blackmar. Todo el artículo es delicioso y de gran vigencia (les dejo el link al final), pero me referiré a lo que atañe al pensamiento de Martí sobre el municipio como estructura de gobierno.
Empieza hablando de los orígenes del municipio y cómo llega a América: «El Municipio es lo más tenaz de la civilización romana, y lo más humano de la España colonial», para después agregar:
[…] Pero del Municipio no se ha de decir mal, porque por un Municipio, por el de Mósteles, volvió España a la fuerza y decoro que depuso de siglos atrás, y por los municipios, en las más de las colonias, entró en la libertad la América. Esa es la raíz, y esa es la sal de la libertad: el municipio. El templa y ejercita los caracteres, el habitúa al hombre al estudio de la cosa pública, y a la participación en ella, y a aquel empleo diario de la autoridad por donde se aquilata el temple individual, y se salvan de sí propios los pueblos.
¡Cuánta vigencia en el rol y papel del municipio, como la entidad pública más cercana, que posibilita la participación y donde se ejerce el poder! La raíz, porque de ahí se nutre, se origina y conecta el ejercicio de las libertades y la cosa pública; y la sal por lo imprescindible (esencial) que es el municipio para que exista la libertad y la democracia, incluso cuando fallan otros niveles de gobierno. La libertad o las libertades están directamente relacionadas con el desarrollo; de hecho la definición de desarrollo humano está basada en la expansión de las libertades de las personas tanto a nivel individual como colectivo.
Más de ciento treinta años después no podemos hablar de que América Latina pueda mostrar un régimen municipal consolidado. Si bien hay ejemplos exitosos, el panorama general muestra múltiples amenazas: crisis creciente de confianza en los gobiernos y en la democracia, auge de tendencias centralizadoras, control de territorios por el crimen organizado, desafíos cada vez más globales (cambio climático, migración…) y un largo etcétera. Pareciera que todo apunta a que el municipio (y por extensión la ciudad) no tendría un rol importante frente a esta realidad.
Pero es todo lo contrario. Es en el municipio donde se puede recuperar la conexión entre el pueblo y el poder [democrático] de manera más efectiva. Es en ese nivel donde se puede ser más eficaz en términos de programas y políticas públicas, donde se puede adaptar al contexto evitando escalas y generalizaciones que llevan al fracaso cuando se enfrentan desafíos complejos.
Esto no quiere decir que el municipio puede, por sí solo, garantizar el desarrollo sostenible, o que solo debe existir esa visión. Por supuesto que no. Se requiere una gobernanza multinivel, una articulación de los diferentes niveles del gobierno para garantizar el bienestar y la ampliación de las libertades y capacidades individuales y colectivas. Pero es la expresión local (municipio, ciudad) la que tiene las claves. Lo que digo, no yo, sino Martí, es que el municipio es la raíz y la sal de la libertad.
Nota: No he podido confirmarlo, pero supongo que la placa con la frase de José Martí sobre el municipio, fue colocada en el Palacio de los Capitanes Generales en la época que fue sede del Ayuntamiento de La Habana (entre 1920 y 1959). Posiblemente en 1953, después de que el IV Congreso Interamericano de Municipios, reunido en Montevideo en Febrero de ese año, adoptara el acuerdo de recomendar «… que en todos los edificios donde radique el Gobierno Municipal […] se coloque una tarja con el pensamiento del Apóstol José Martí: «Esa es la raíz y esa es la sal de la Libertad: El Municipio»».
Referencia
El texto completo del artículo de José Martí pueden encontrarlo en el Volumen 7 de sus obras Completas, en la página 58. Aquí el enlace.